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Se fue el Negro Fontova.
Loco creador, loco gozador.
Fontova, hombre todoterreno del arte, que navegó en las aguas de la música, la actuación y las artes plásticas con la misma pasión, nos dice adiós y descansa.
Miles de historias aparecerán como pequeñas películas vertiginosas para quienes hoy paren un minuto en esta cuarentena, y posen los recuerdos en la figura del querido Negro.
El Fontova de la tele, divertido, salvaje, el compañero bravo que siempre soñó Jorge Guinzburg.
El Fontova de la Expreso Imaginario, con la locura en el lápiz y el vuelo hecho tapa de disco.
El Fontova del cine de Spiner.
El Fontova del disfrute de El Goce Pagano, que delicia haber sido tan feliz en esas mieles.
El Fontova del lado de la gente, tantas veces apoyando las causas de los trabajadores y de los desamparados.
El Negro, generoso, el del banquete para todos, ya nos dejó.
Y nos deja entonces su voz cantando Me siento bien, en Rosita, en Virgen del Carmen, Como toca María, Estoy loco, Me contaron que bajo el asfalto, Entra a mi hogar y tantas melodías más con esa voz, dulce, nasal, inconfundible. Compositor o intérprete, las canciones nos quedan de regalo con su sello. Tantas. Tantas canciones.
Nos quedan chispazos de momentos felices, hagamos el honor escuchando sus discos.
Salute, Negro querido. Gracias, gracias por todo.