Valle de Pasiones
28 agosto, 2018Vuelve Maluma
29 agosto, 2018Charly García volvió a los escenarios y la noticia es una celebración en sí misma.
Y volvió con un concierto pensado, craneado con dedicación, tocado de punta a punta con claras ganas de disfrutar.
Hubo un tiempo hermoso… y hubo un tiempo tan libre de verdad, que hasta podía jugar malas pasadas.
Cierto es que amamos el genio inigualable de García y cierto es que amamos el vértigo también. Aún cuando coqueteara con el peligro.
Hubo un tiempo en que ver a García era toda una aventura con final incierto.
Pero, quien te ha visto y quien te ve, sabe que ese Charly de anoche, reposado en el escenario, es un regalo.
Afilado como siempre, único, hermoso y venenoso, quizás como un vino maduro, disfrutando y disfrutándose también, porque esa maravilla de la creación, su música, está puesta ahí para eso… para el goce pagano y celestial.
Una lista de temas de una sola noche de Charly lo reafirma a través de letras, melodías y armonías en su trono indiscutido.
Y podrían ser mil y una noches.
Pero anoche el Gran Rex fue testigo, más que de una lista de canciones, de un puñado de flechas al corazón.
El tiempo volvió himnos a los clásicos. Y clásicos a los que alguna vez fueron vanguardia.
Y ese público de pie, que asistió al milagro de la creación, pudo recibir con emoción al hombre de todos los años.
Es que no hay edad para jugar -“Fui lo que creí…soy lo que está pasando”-. Ni para el amor, ni para el dolor -“¿Por qué me tratas tan bien, me tratas tan mal? ¿Sabés que no aprendí a vivir?”.
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Charly García está aquí, para todas las generaciones, presente. Entero.
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“Quizás porque no soy de la nobleza puedo nombrarte mi reina y princesa…”
Un párrafo aparte para Charly y su conexión con lo femenino.
Son distintas las musas que lo han inspirado en su vida, las que encendieron la llama de las hermosas canciones de amor que hay en su discografía. Pero hablo de otras mujeres de Charly.
De las que han caminado las músicas con él.
Anoche pensaba que Charly no tiene chicas detrás. Creo que nunca las tuvo. Fabiana Cantilo o Hilda Lizarazu nunca fueron coristas, sino cantantes a la par, con su personalidad creciendo en la escena compartida.
María Gabriela Epumer, aún con ese halo de fragilidad, era una parte poderosa en el universo García.
Ni hablar de Mercedes Sosa, con quien Charly siempre logró transmitir una mezcla genuina de devoción y respeto y de amor, amor sobre todo.
Entonces, está el presente, con Rosario Ortega.
Rosario expande su luz propia en el escenario y a la vez establece una conexión perfecta con el maestro. Se ve, se nota la contención y el respeto. El intercambio.
Rosario ha crecido en los últimos años a su lado y no hay que dejar pasar la pintura que representan: es bello verlos juntos en acción. No sólo en el hecho de cantar, sino en un ida y vuelta que culmina en una entrega más amorosa de esas canciones.
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Sólo nos queda agradecer. Gracias por las canciones. Gracias por cantarlas una vez más.
Gracias por una producción notable como es La Torre de Tesla. Aguante Charly, aguante maestro, que a sus canciones es necesario cantarlas de nuevo, una vez más.
Pequeños reflejos de las emociones de la noche en el Gran Rex.
El invitado. El compañero de ruta. El hermano.
David Lebón y un viaje veloz al tiempo de Seru Giran.
Y el cierre, el broche de una noche convertida en tesoro: SHISYASTAWUMAN.
SNM