Historias Breves 16
20 diciembre, 2018Roma
22 diciembre, 2018En estos días de fin de año y de fin de patriarcado, todavía resiste en cartel en Buenos Aires, una película que ha llevado al cine paraguayo a lo más alto del Festival de Berlín, en Febrero de este año.
Las Herederas, trajo para Ana Brun el Oso de Plata como mejor actriz y el Premio Alfred Bauer de la Berlinale para Marcelo Martinessi, su director.
Desde su estreno mundial, ya lleva ganados treinta premios internacionales.
En Paraguay, mucha gente celebró los premios…hasta que se enteró de que iba la película y ahí aparecieron algunas voces encendidas, furiosas con la osadía de querer mostrar lo que gran parte de la sociedad, conservadora en su conjunto, pretende invisibilizar.
Las Herederas habla del deseo de la mujer. El deseo sexual de la mujer mayor. O mejor dicho, de dos mujeres mayores, que han pasado toda su vida camuflando su relación, sosteniendo un peso de culpa y vergüenza que otros han cargado sobre el amor.
El filme de Martinessi nos muestra a Chela y Chiquita, compañeras de toda la vida, desprendiéndose de los bienes heredados, desprendiéndose de una clase a la que no han de pertenecer más, e intentando desprenderse de los mandatos que les opacan la existencia.
Una trampa de firmas con un banco manda a una de ellas a prisión. La otra, sola, se asomará a una aventura que sin quererlo, la anima al mundo y le ilumina los días.
Las Herederas…Animarse a encontrar las llaves propias.
De paso por Buenos Aires, Ana Ivanova -personaje clave en la historia de Las Herederas- nos cuenta sus vivencias luego del estreno de la película.
“Yo creo que no sólo el cine, que la historia tiene una deuda con la mujer, cualquier película que retrata un universo femenino representa un cambio revolucionario, entrar por una grieta que tienen todas las sociedades que es este compromiso de visibilizar mujeres invisibles, que sabemos que las sociedades conservadoras, como la de mi país, tienen un montón de mecanismos y estructuras para esconder, para tapar, y también que hay como una violencia invisible en todo esto de intentar tapar, inhibir, todos estos mecanismos que tienen las sociedades conservadoras para mutilar al ser humano.
Es interesante contar también que varias escenas se rodaron en el Penal del Buen Pastor, que es un penal real de mujeres en Paraguay, ellas estuvieron entrenándose por cuatro meses, en un intercambio social que se trabajó con el Ministerio de Justicia, para poder estar en la película.
La película muestra los distintos lados de la libertad, para cuestionar qué es la libertad, como el dinero o una relación pueden ser una cárcel y como la libertad puede ser despojarse de todas las riquezas.
Lo interesante que marcó la película fue que abrió el debate, permitió que se hable de temas que no se hablan comúnmente en la sociedad y nos obligó a tomar postura, creo que eso es como una función del cine también, la gente tuvo que debatir sobre cosas que veía en la película o cosas que no veía en la película, porque finalmente uno mira las cosas desde su herida, o desde sus llagas, o desde su historia, o desde su simbología…Así que fue súper interesante ver las distintas miradas.”
¡Gracias Ana!
Una mirada luminosa, una discusión pendiente, una historia de libertad.
En todos los casos, una gran película para ver el cine que se hace hoy en Paraguay.