Cine Argentino en los Barrios
17 junio, 2019PAN Percusión con Señas
20 junio, 2019El 20 de Junio, el Teatro Ópera de Buenos Aires, será testigo de una Ofrenda Musical a Jaime Torres, encabezada por sus hijos Juan Cruz y Manuela, con la presencia de distintos exponentes de la música argentina que estuvieron ligados en algunos de los múltiples caminos del universo artístico de Don Jaime.
Unidos en escena con el Mono Izarrualde a la cabeza, aun sin tocar, están convidando a la Ofrenda el Tata Cedrón, Susana Moncayo, Gustavo Cordera, Charo Bogarín, Tute y Bruno Arias, entre otros importantes nombres.
En estos días de ensayos, muchos son los recuerdos, las sonrisas, las anécdotas y claro, se siente la potencia de la presencia de Jaime Torres.
Lo primero que aparece en boca del Mono Izarrualde es que “era un gran compañero”.
“Las personas que van a estar tienen mucho que ver con la vida, la más antigua y esta más contemporánea. Él cosechaba almitas. El tipo se juntaba, él no tenía empacho en juntarse y eso es una de las buenas cosas, que a mí siempre me gustó.
Era de una manera tal, que era al natural eso…Cuando empezamos a convocar a los amigos, los de antes y los de ahora, es igualmente así, al natural.”
Se emociona el Mono, que conoce a Jaime desde sus 16 años, cuando sabe que él está, que no importa lo físico, Jaime está.
“Don Jaime está. Yo convoqué para esto a dos charanguistas, al Coya Ruiz y a Adriana Lunis, son dos charanguistas diferentes, los dos tocan excelentemente bien y Jaime está. Yo la escucho a Adriana y por ahi no tiene nada que ver, pero hay algo cuando suena el charango, que es el espíritu de Don Jaime”.
Dice la Charo que una de las cosas que más le quedó de Jaime es la defensa de la identidad andina, a través del charango, que levantó como bandera en Argentina y en el mundo. “Lo que me queda de estos grandes maestros es su postura ante el arte: Hacemos arte y el arte que hacemos es un arte comprometido, es un arte que tiene un qué decir, que tiene una palabra, una razón de ser en cuanto al espacio y a la geografía que te toca vivir.
La enseñanza del encuentro, la enseñanza del compartir y esta enseñanza del arte que tiene que ver con tus raíces y con tu cultura. Demostrar a través de una canción ese nuestro espíritu de nuestros Andes, de nuestro norte, de nuestras montañas, de nuestra gente colla, de la lengua quechua.”
Gustavo Cordera está convencido de que este concierto servirá para encontrarnos a través de la música con el espíritu de Jaime Torres y entonces recuerda sus encuentros con el maestro: “Lo conocí en 1997, cuando Santaolalla estaba terminando un disco que se llamó Ronroco, inspirado en Jaime. Jaime lo ayudó a hacer ese disco y Gustavo lo invitó a Jaime para hacer una canción que se llama “Qué pasó?”, que está en Libertinaje, el disco de Bersuit. Ahí lo conocimos, empezamos a tener una amistad, él se venía mucho a mi casa del Docke a comer puchero,empanadas, a tomar mucho vino, a disertar, a filosofar”.
Gustavo lo cuenta en presente, lo siente en cada anécdota: “Fue un hombre feliz, que vivió la vida hermosamente”.
“Él era un batallador, era un rebelde dentro del folclore. Tenía un sueño, que era rockear al folclore.
Con el charango, él lograba con ese sonido romper la barrera del tiempo, era atemporal , ese sonido transitaba por las armonías de cualquier canción”.
Como atesorando los muchos recuerdos, el Tata Cedrón acaricia la bufanda que le regaló cuando cumplió 70 años, y se sabe unido mil veces a Jaime Torres: Juegos de sapo y Bochas, vinos, conciertos, la villa en Retiro, la vida en París. “Jaime fue un gigante. Fue uno de los músicos más grandes que admiré y que admiro. Un tipo que encontró un sonido, con el charango, ese instrumento que él rescató, que amó tanto, que impuso, nombró y lo mostró, con su sonido. Jaime entendió que lo más grande de la música es el sonido”.
Tute es familia. Conoce a Jaime de toda la vida, gracias a que era amigo de su padre, Caloi; tenía 9 o 10 años cuando se asomó al mundo de Torres “A esa edad le regalé un dibujo y Jaime lo guardó en el estuche de su charango y lo llevó por todo el mundo. Fue mi primer logro como dibujante.”
Esa familiaridad de los Torres y los Loiseau continuó, ya que su hermana está casada con Juan Cruz.
“Pero además de la amistad y de la familiaridad -dice Tute- nos unió una mirada respecto de la Argentina, una complicidad respecto de la cultura popular. Casas de puertas abiertas. Esta canción que hicimos juntos, que se llama Sabana Esperanzada, que es una suerte de valsecito venezolano, tiene una música exquisita hecha por Jaime, una melodía muy inspirada a la que le puse letra y la hice en mi disco Canciones Dibujadas y la cantan Charo y Ricardo Mollo. Pero además está mi hermana haciendo el clip de la canción con barro de Humahuaca animado en stop motion y el ronroco de Jaime y ahí estamos de nuevo mezclados…”
Mezcla, mistura, intercambio, fluir de esa leve sensación de honrar la vida con música.
Mañana es tiempo de celebrar.
Mañana, Ofrenda para Don Jaime Torres.
Brindamos por el encuentro.