Dice el autor: "Conejo blanco, conejo rojo empezó con una pesadilla. Tenía 26 o 27 años aproximadamente, soñé que estaba actuando, tenía dos vasos de agua y uno estaba envenenado."
Hoy, en el Teatro Liceo de Buenos Aires, con una puesta cálida en la producción de Patalano y Yankelevich, Jorgelina Aruzzi demuestra una vez más que Niní está viva en cada uno de sus personajes.